A.-
Aquí paz y en el cielo gloria. (Cuando todo está correcto)
Andando se quita el frío.
Anda Cachita pa’ la escuela. (Cuando algo sorprende)
Aprieta y traga (cuando un niño no quiere comer)
Al lechero no lo mataron por echarle agua a la leche, sino por decirlo.
Acabó con la quinta y con los mangos (cuando alguien destroza algo)
C.-
Cuando San Juan baje el dedo. (Puede ser cualquier día)
Como el músico viejo…nada más le queda la tonada. (cuando alguien que fue bien parecido y ya no, seguía presumiendo)
Compró cabeza y le cogió miedo a los ojos.
Como negro con capa. (Cuando alguien está orgulloso de su aspecto)
Cuidado, que hay pitirre en el alambre (cuando alguien que no debía estaba escuchando)
Cuidado que hay moros en la costa. " " " " " " "
Cuando veas las bardas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo.
D.-
De aquí a allá……… María corre y Juan gatea. (cuando es improbable que algo en que se piensa, suceda pronto)
E.-
Engáñame bien chaleco, que te conocí sin mangas.
En casa del herrero, cuchillo de palo.
En casa del herrero, badil de madera.
El perro del hortelano ni come, ni deja comer.
Eso no es “peo” que rompa calzoncillo. (Problema poco importante)
Échale guindas al pavo. (espera por eso bastante)
Está como plátano pa’ sinsonte.
Está como agua pa’ chocolate.
Éramos pocos y parió Catana.
Éramos pocos y parió mi abuela.
Ese niño se está buscando un San Juan alumbrado. (Si sigue mortificando algo grande va a pasar)
Es mejor llegar a tiempo que ser invitado.
Ese asunto está más arreglado que apartamento de maricón.
Ese asunto está más arreglado que mesa de cumpleaños
Ese se exhibe más que farola en carnaval
Este niño necesita jarabe de "componte" ("componte", castigo que se le daba a los esclavos por portarse mal)
Está comprando soga pa´su pescuezo (cuando alguien mete en lo que no le importa).
El papel lo aguanta todo. (Cuando veia publicada una mentira o una barbaridad.)
El que da primero, da dos veces.
Es como el perro del hortelano, ni come ni deja comer.
F.-
Fuera del agua se nada muy bien.
G.-
Guarda pan´pa Mayo y maloja pa´tu caballo.
H.-
Herraduras nuevas y no corcovea. (cuando se estrena calzado nuevo)
Huye pan que te coge diente.
Hay gustos que merecen palos.
Hizo como Chacumbele, él mismito se mató (cuando alguien se involucra en un problema que no le corresponde.)
Hoy va a chiflar el mono (cuando va a hacer mucho frío)
Hijo eres, padre serás.
L.-
Los trapos sucios se lavan en casa.
¡La iglesia en manos de Lutero! (Cuando algún asunto está en las manos equivocadas)
Le gusta más la salsa que el pescado.
La necesidad hace parir mulatos (las esclavas procuraban tener un hijo con el amo para pasar de las plantaciones al servicio doméstico).
Los niños hablan cuando las gallinas mean.
La cosa está de cuando la mona no carga al hijo (cuando algo se está poniendo muy malo).
Lo cogieron asando maiz.
Lo cogieron con las manos en la masa.
M.-
Madre hay una sola.
Más “cornás” da el hambre.
Mercancía que no se exhibe, no se vende (criticando a alguien que pareciera estarse "ofreciendo)
Más pronto de agarra a un mentiroso que a un cojo.
N.-
No se perdió ninguna casa (cuando se casan una pareja, muy feas ambas)
P.-
Por eso la mula tumbó a Genaro (por meterse en lo que no le importa)
Perro huevero.....aunque le quemen el hocico (cuando alguien no escarmienta)
S.-
Si lo feo doliera, estaría dando gritos de la mañana a la noche.
Si la envidia fuera tiña, cuantos tiñosos hubiera.
Sórbete ese huevo, Torcuato (cuando a alguien se le escapa un pedo)
T.-
Tiene más vidas que un gato.
Tiene cosas de cabo interino (cuando alguien hace una tontería).
U.-
Una noche la pasa un sapo debajo de una piedra.
Una cosa es con guitarra y otra con violín.
Una cosa dice el borracho y otra el bodeguero.
viernes, 23 de enero de 2009
jueves, 22 de enero de 2009
Refranes favoritos de mi abuela
Refranes
A.-
Aguja sabe lo que cose y dedal lo que “arrempuja”
A enemigo que huye, puente de plata.
Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza.
Al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga.
A mal tiempo, buena cara.
Al que nace para tamal, del cielo le caen las hojas.
A palabras necias, oídos sordos.
A caballo regalado, no se le mira el colmillo.
Al mejor escribiente se le va un borrón.
Al perro flaco todo son pulgas.
A quién Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos.
Al que le pica, es porque ají comió.
A río revuelto, ganancia de pescadores.
Ante la duda abstente.
A todo puerco le llega su San Martín
Aguas de abril, caben en un barril.
A Dios rogando y con el mazo dando
Al que madruga, Dios lo ayuda
B.-
Bueno es el culantro pero no tanto.
C.-
Cielo empedrado, suelo mojado.
Cuando el mal es de cagar, no valen guayabas verdes.
Cuando Dios no quiere, no hay Santo que ruegue.
D.-
Dime con quién andas y te diré quien eres.
Dios aprieta pero no ahoga.
Donde hay voluntad hay un medio.
Dime de lo que te alabas y te diré de lo que careces.
E.-
En boca cerrada no entran moscas.
El hábito no hace al monje.
El amor y el interés, se fueron al campo un día; y más pudo el interés, que el amor que
le tenía.
En abril, aguas mil.
El ojo del amo engorda al caballo.
El que tiene tienda que la atienda y si no que la venda.
En la mesa y en el juego, la educación se ve luego.
El que se hace de miel, las hormigas se lo comen.
El que quiera azul celeste, que le cueste.
El que compra la vaca, es dueño del ternero.
El que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija.
El que por su gusto muera, la muerte le sabe a gloria.
El que nace para “real” nunca llega a peseta.
H.-
Hay muertos que no hacen ruido porque andan en alpargatas.
Hasta los palos del monte tienen su separación; unos nacen para santos y otros para hacer carbón.
Haz bien y no mires a quien.
Hay vistas que tumban cocos y sacan jicoteas del río.
Hay miradas que tumban coco y sacan jicotea del río.
L.-
La dicha de la fea, la bonita la desea.
La mona aunque se vista de seda, mona se queda.
La cuestión no es llegar, sino saber llegar.
Lo que natura no da, Salamanca no presta.
La cáscara guarda al palo.
Los padres tienen el derecho a equivocarse, los hijos tienen el deber de perdonar.
La avaricia rompe el saco.
Los cinco dedos pertenecen a la misma mano y ninguno es igual al otro.
La cosa no está en caerse sino en saber levantarse.
La yagua que está pa’ uno, no hay vaca que se la coma, ni isleño que la recoja.
Loro viejo no aprende a hablar.
M.-
Más vale un mal arreglo que un buen pleito.
Madre es madre, aunque sea de vinagre.
Matrimonio y mortaja, del cielo baja.
N.-
No van lejos los de adelante, si los de atrás corren bien.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, ni médico que lo atienda ni botica que lo asista.
Nadie se muere la víspera.
Nunca llovió que no escampó.
No por mucho madrugar amanece más temprano.
P.-
Puerta por donde entrares, déjala como la encontrares.
Por mucho que el aura vuele, siempre el pitirre la pica.
Primero la obligación y después la devoción.
Q.-
Quién bajo un árbol se guarece, del cielo le llueve dos veces.
Quién bien te quiere, te hará llorar.
Quién da pan a perro ajeno pierde pan y pierde perro.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
S.-
Según come el mulo, así caga el culo.
Suerte te dé Dios, hijo, que el saber nada te vale.
T.-
Todos los pájaros comen arroz, pero la culpa de todos la paga el totí.
U.-
Una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero.
Una cosa es con guitarra y otra con violín.
A.-
Aguja sabe lo que cose y dedal lo que “arrempuja”
A enemigo que huye, puente de plata.
Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza.
Al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga.
A mal tiempo, buena cara.
Al que nace para tamal, del cielo le caen las hojas.
A palabras necias, oídos sordos.
A caballo regalado, no se le mira el colmillo.
Al mejor escribiente se le va un borrón.
Al perro flaco todo son pulgas.
A quién Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos.
Al que le pica, es porque ají comió.
A río revuelto, ganancia de pescadores.
Ante la duda abstente.
A todo puerco le llega su San Martín
Aguas de abril, caben en un barril.
A Dios rogando y con el mazo dando
Al que madruga, Dios lo ayuda
B.-
Bueno es el culantro pero no tanto.
C.-
Cielo empedrado, suelo mojado.
Cuando el mal es de cagar, no valen guayabas verdes.
Cuando Dios no quiere, no hay Santo que ruegue.
D.-
Dime con quién andas y te diré quien eres.
Dios aprieta pero no ahoga.
Donde hay voluntad hay un medio.
Dime de lo que te alabas y te diré de lo que careces.
E.-
En boca cerrada no entran moscas.
El hábito no hace al monje.
El amor y el interés, se fueron al campo un día; y más pudo el interés, que el amor que
le tenía.
En abril, aguas mil.
El ojo del amo engorda al caballo.
El que tiene tienda que la atienda y si no que la venda.
En la mesa y en el juego, la educación se ve luego.
El que se hace de miel, las hormigas se lo comen.
El que quiera azul celeste, que le cueste.
El que compra la vaca, es dueño del ternero.
El que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija.
El que por su gusto muera, la muerte le sabe a gloria.
El que nace para “real” nunca llega a peseta.
H.-
Hay muertos que no hacen ruido porque andan en alpargatas.
Hasta los palos del monte tienen su separación; unos nacen para santos y otros para hacer carbón.
Haz bien y no mires a quien.
Hay vistas que tumban cocos y sacan jicoteas del río.
Hay miradas que tumban coco y sacan jicotea del río.
L.-
La dicha de la fea, la bonita la desea.
La mona aunque se vista de seda, mona se queda.
La cuestión no es llegar, sino saber llegar.
Lo que natura no da, Salamanca no presta.
La cáscara guarda al palo.
Los padres tienen el derecho a equivocarse, los hijos tienen el deber de perdonar.
La avaricia rompe el saco.
Los cinco dedos pertenecen a la misma mano y ninguno es igual al otro.
La cosa no está en caerse sino en saber levantarse.
La yagua que está pa’ uno, no hay vaca que se la coma, ni isleño que la recoja.
Loro viejo no aprende a hablar.
M.-
Más vale un mal arreglo que un buen pleito.
Madre es madre, aunque sea de vinagre.
Matrimonio y mortaja, del cielo baja.
N.-
No van lejos los de adelante, si los de atrás corren bien.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, ni médico que lo atienda ni botica que lo asista.
Nadie se muere la víspera.
Nunca llovió que no escampó.
No por mucho madrugar amanece más temprano.
P.-
Puerta por donde entrares, déjala como la encontrares.
Por mucho que el aura vuele, siempre el pitirre la pica.
Primero la obligación y después la devoción.
Q.-
Quién bajo un árbol se guarece, del cielo le llueve dos veces.
Quién bien te quiere, te hará llorar.
Quién da pan a perro ajeno pierde pan y pierde perro.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
S.-
Según come el mulo, así caga el culo.
Suerte te dé Dios, hijo, que el saber nada te vale.
T.-
Todos los pájaros comen arroz, pero la culpa de todos la paga el totí.
U.-
Una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero.
Una cosa es con guitarra y otra con violín.
miércoles, 21 de enero de 2009
Peculiaridades de la familia de mi abuela ( I )
Flora Margarita nació de la Unión de Federico Sariol y Concepción Céspedes, tronco que engendró múltiples vástagos.
Federico, ante el llamado de la Patria en la Guerra del 95 contra el coloniaje español en Cuba, inmediatamente se unió a las tropas mambisas y tras él fueron su incondicional esposa y los hijos que ya tenían; allí en la manigua, Conchita parió a Sarah mientras su conyuge desempeñaba su cargo de soldado (luego alcanzó grados) y corneta de la tropa.
De los veintitantos hijos que tuvieron, sobrevivieron once, en todos los cuales se observaron tempranamente dos aptitudes; en unos casos una u otra, en otros las dos: la facilidad para la música, poesía y/o improvisación y la habilidad para la aritmética (todavía no se decía matemática).
Podemos citar casos como el de Antonia (Ñica) excelente intérprete de piano, Luis Basilio, eminente abogado criminalista y precursor de la matemática moderna, Federico, músico y compositor, con cuyo nombre se honra el Concurso Provincial de Música de la provincia de Ciego de ävila (y uno de los más simpáticos en una familia de gente realmente simpática), César (Pili) que podía componer un poema sobre el tema que le fuera dado, en muy poco tiempo e incluso improvisarlo en el momento (muy buén músico igualmente).
Anécdotas de ellos hay muchas; me gustaría compartir con ustedes algunas de las más “sabrosas”. Iré numerando las anécdotas a medida que las publique.
Todos los hijos le decían a su madre Mamá Conchita, nombre que poco a poco fueron adoptando no sólo sus nietos, sobrinos y otros familiares, sino las amistades y la población en general,
De este horcón, del cual nació la familia existe una historia de la infeliz época del Machadato; en ese momento casi todos los miembros de la Banda Municipal de Ciego de Avila (BMCA) —en aquel momento perteneciente a la provincia de Camagüey— eran hijos, yernos o sobrinos de ella y como los instrumentos eran costeados por los músicos, éstos los guardaban en la casa materna.
Cierto día en que la Banda interpretó en la Glorieta del Parque Martí una pieza musical que se consideraba antimachadista, un guardia rural a caballo, se presentó al día siguiente en el domicilio de Concepción, para decomisar los instrumentos de la BMCA; la valiente matrona (que a la sazón ya era viuda), y que no medía mucho más de 5 pies de estatura, salió al portal de la casona, al que había subido el jinete en su caballo.
El guardia vociferó: —Mamá Conchita, vengo a decomisar los instrumentos de la Banda por órdenes superiores.
Ella, tomando al noble bruto por las riendas, le dijo con voz firme:
—Si señor, puede entrar y llevarse los instrumentos, pero primero me tiene que matar y luego pasar sobre mi cadáver.
El ¡—SEÑOOOOORAAAAAAAAAAA!— del militar disfrazó su confusión y luego de pensarlo medio segundo dio vueltas a las riendas y se marchó.
Pero no todas las historias que escuché miles de veces fueron tan dramáticas; hay una que me gusta especialmente porque pone de manifiesto otra característica de los Sariol-Céspedes: su gracia del tipo llamada comúnmente en Cuba, "chotería".
Mamá Conchita y Papá Federico eran católicos de tomo y lomo y en su casa no se usaba el nombre de Dios en vano…….eso lo sabían sus hijos.
Cierto día en que había un ciclón y la madre de familia oraba arrodillada ante el enorme cuadro de la crucifixión que había en la sala, para que protegiera a la familia, llegó Federico (Federiquito para la familia) que como todos los hijos que ya había volado del nido, iba diariamente a ver a su madre.
Al encontrarla rezando tan piadosamente se le ocurrió una broma que le pudo costar muy cara; interrumpiendo los rezos de su madre miró con expresión absorta al Cristo y declamó teatralmente:
Oh que pestífero olor
Sale del crucificado
Parece que se ha cagado
El Divino Redentor.
Por supuesto que fue echado a cajas destempladas de la casa por su madre, bajo las ráfagas del ciclón que ya se comenzaban a sentir; y solamente después de algún tiempo, disculpas por medio, logró ser admitido nuevamente en el hogar.
Federico, ante el llamado de la Patria en la Guerra del 95 contra el coloniaje español en Cuba, inmediatamente se unió a las tropas mambisas y tras él fueron su incondicional esposa y los hijos que ya tenían; allí en la manigua, Conchita parió a Sarah mientras su conyuge desempeñaba su cargo de soldado (luego alcanzó grados) y corneta de la tropa.
De los veintitantos hijos que tuvieron, sobrevivieron once, en todos los cuales se observaron tempranamente dos aptitudes; en unos casos una u otra, en otros las dos: la facilidad para la música, poesía y/o improvisación y la habilidad para la aritmética (todavía no se decía matemática).
Podemos citar casos como el de Antonia (Ñica) excelente intérprete de piano, Luis Basilio, eminente abogado criminalista y precursor de la matemática moderna, Federico, músico y compositor, con cuyo nombre se honra el Concurso Provincial de Música de la provincia de Ciego de ävila (y uno de los más simpáticos en una familia de gente realmente simpática), César (Pili) que podía componer un poema sobre el tema que le fuera dado, en muy poco tiempo e incluso improvisarlo en el momento (muy buén músico igualmente).
Anécdotas de ellos hay muchas; me gustaría compartir con ustedes algunas de las más “sabrosas”. Iré numerando las anécdotas a medida que las publique.
Todos los hijos le decían a su madre Mamá Conchita, nombre que poco a poco fueron adoptando no sólo sus nietos, sobrinos y otros familiares, sino las amistades y la población en general,
De este horcón, del cual nació la familia existe una historia de la infeliz época del Machadato; en ese momento casi todos los miembros de la Banda Municipal de Ciego de Avila (BMCA) —en aquel momento perteneciente a la provincia de Camagüey— eran hijos, yernos o sobrinos de ella y como los instrumentos eran costeados por los músicos, éstos los guardaban en la casa materna.
Cierto día en que la Banda interpretó en la Glorieta del Parque Martí una pieza musical que se consideraba antimachadista, un guardia rural a caballo, se presentó al día siguiente en el domicilio de Concepción, para decomisar los instrumentos de la BMCA; la valiente matrona (que a la sazón ya era viuda), y que no medía mucho más de 5 pies de estatura, salió al portal de la casona, al que había subido el jinete en su caballo.
El guardia vociferó: —Mamá Conchita, vengo a decomisar los instrumentos de la Banda por órdenes superiores.
Ella, tomando al noble bruto por las riendas, le dijo con voz firme:
—Si señor, puede entrar y llevarse los instrumentos, pero primero me tiene que matar y luego pasar sobre mi cadáver.
El ¡—SEÑOOOOORAAAAAAAAAAA!— del militar disfrazó su confusión y luego de pensarlo medio segundo dio vueltas a las riendas y se marchó.
Pero no todas las historias que escuché miles de veces fueron tan dramáticas; hay una que me gusta especialmente porque pone de manifiesto otra característica de los Sariol-Céspedes: su gracia del tipo llamada comúnmente en Cuba, "chotería".
Mamá Conchita y Papá Federico eran católicos de tomo y lomo y en su casa no se usaba el nombre de Dios en vano…….eso lo sabían sus hijos.
Cierto día en que había un ciclón y la madre de familia oraba arrodillada ante el enorme cuadro de la crucifixión que había en la sala, para que protegiera a la familia, llegó Federico (Federiquito para la familia) que como todos los hijos que ya había volado del nido, iba diariamente a ver a su madre.
Al encontrarla rezando tan piadosamente se le ocurrió una broma que le pudo costar muy cara; interrumpiendo los rezos de su madre miró con expresión absorta al Cristo y declamó teatralmente:
Oh que pestífero olor
Sale del crucificado
Parece que se ha cagado
El Divino Redentor.
Por supuesto que fue echado a cajas destempladas de la casa por su madre, bajo las ráfagas del ciclón que ya se comenzaban a sentir; y solamente después de algún tiempo, disculpas por medio, logró ser admitido nuevamente en el hogar.
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